Ahorradores, nacen o se hacen?

Cualquier que tenga hijos o hermanos sabe qué tan diferentes pueden ser unos de otros, incluso respecto de sus personalidades financieras.
Ahorradores, nacen o se hacen?
Aunque hayan sido criados de la misma forma y por los mismos padres, pueden llegar a tener formas de ser muy diferentes que los hacen únicos. Tal vez uno de ellos tiene una alcancía desde pequeño que ha estado nutriendo siempre, mientras el otro es más impulsivo y la plata le quema en los bolsillos. El gen del ahorro Ahorrar es para algunas personas una habilidad natural. Aunque no sea un gen real, hay gente que simplemente puede hacerlo, comprende para ellos un hábito. Y este tipo de personas son quienes entienden las reglas principales del ahorro y las finanzas personales, como vivir con menos de lo que ganas. No son muchas las personas que nacen con este don, es decir con esa tendencia natural a ahorrar. Eso lo comprobamos mirando a nuestro alrededor y a nuestro propios hábitos de gastos cuando nos damos cuenta que no estamos ahorrando lo suficiente o que ni lo estamos haciendo. Y no sólo que no ahorran sino que son las mismas personas que se endeudan porque gastan más de lo que pueden. Definitivamente, gastar es un comportamiento más natural para la mayoría, y más divertido, claro está. Gastar nos hace felices, pero en realidad también más pobres. Lo único que te permitirá generar tu riqueza es el ahorro. ¡Aún estás a tiempo! Si no crees tener el gen de ahorro, no debes preocuparte porque aún puedes aprender a hacerlo. Todos pueden desarrollar el hábito de ahorrar. Sólo se necesita determinación y tener metas que nos motiven a hacerlo. Padres ahorradores pueden contagiar ese comportamiento a sus hijos, por eso siempre decimos que los niños absorben de los padres más de lo que creemos. Tu comportamiento financiero como padre puede influenciar en gran medida el de tus hijos. Un hijo ahorrador puede influenciar también a sus hermanos. Ellos verán como él o ella puede hacer cosas que ellos no porque se han gastado todo ya. La clave es la disciplina Una vez que has tomado la determinación de ahorrar para tus metas, lo que sigue es crear y mantener una disciplina. Si no la tienes, has de desarrollarla, primero pagándote a ti mismo. Es decir, sacar automáticamente de tu salario el monto que quieres ahorrar, y luego gastar lo restante. Si quieres gastar primero y ahorrar después puedes encontrarte con que no te quedó nada para tu ahorro. Para saber la mejor distribución para tu dinero, te recomendamos seguir el Presupuesto 50/30/20 (Gastos esenciales: 50%, Prioritarios: 20%, Optativos: 30%). Entonces, ¿qué esperas? ¡No hay excusas! Empieza cuanto antes y descubre los beneficios de ahorrar y alcanzar las metas con que sueñas cada día!

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