A partir del auge en el mercado bursátil internacional de los denominados Exchange-Traded Funds (ETF) a inicios de la década pasada, se empezó a hablar de la “competencia” entre este tipo de instrumentos y los tradicionales fondos mutuos de inversión (FFMM).
Debido a que los FFMM son bastante conocidos, prefiero centrarme en explicar el segundo concepto. Los ETF son vehículos de inversión que cotizan en bolsas de valores (similar a una acción) y cuyo rendimiento depende de un activo subyacente (principalmente un índice). Así por ejemplo, el “SPY” es el ETF que replica el rendimiento del índice bursátil S&P 500 en US. De esta manera, se puede comprar el “SPY” en la Bolsa de Nueva York (NYSE) por alrededor de USD 150, lo que equivale a comprar en promedio las 500 empresas que cotizan en dicho índice. Como pueden ver, la principal fortaleza de este instrumento es la posibilidad de diversificación con una mínima inversión y una elevada liquidez relativa.
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Si bien son varias las diferencias entre ETF y FFMM, me gustaría enfocar el presente artículo en dos aspectos relacionados con la administración de inversiones: (i) el tipo de estrategia; y (ii) la táctica y selección de valores.
Tipo de estrategia
Es importante que todo inversionista conozca la diferencia entre una estrategia activa y una estrategia pasiva. En el primer caso, el gestor de inversiones busca lograr un retorno superior al mercado, para lo cual se vale de diferentes herramientas como el análisis fundamental, técnico, entre otros. En la estrategia pasiva, únicamente se desea obtener un retorno similar (igual) al mercado (índice).
Los FFMM aplican estrategias de inversión activas, por cuanto se valen de un equipo de inversiones que identifica las oportunidades para obtener un rendimiento superior al mercado. Así por ejemplo, el conocido FFMM de US “Robeco Large Cap Value Equity” busca retornos superiores al índice S&P 500 a través de herramientas de análisis fundamental (bottom-up strategy).
Por otro lado, los ETF representan las estrategias pasivas, por cuanto se construyen para replicar el comportamiento de un determinado mercado (índice). Este es el caso antes mencionado del ETF “SPY”, el cual no busca ganarle al S&P 500, sino sólo replicar su retorno.
Táctica y Selección de valores
La táctica de inversión (ver artículo “Empezando a Invertir en el 2013”) busca diferenciarse del benchmark (estrategia), para lo cual aprovecha la coyuntura bursátil. Así por ejemplo, nuestra estrategia de inversión puede apuntar a tener el 50% del portafolio en acciones, pero la coyuntura económica nos puede llevar a elevar ese porcentaje hasta 60%, disminuyendo por ejemplo, el porcentaje asignado a los bonos.
Por su parte, la selección de valores busca identificar los instrumentos específicos que se incluirán en cada tipo de activo. Siguiendo el ejemplo anterior, mi táctica me indica que debo asignar 60% a las acciones, mientras que el análisis resultante de la selección de valores me indicará que debemos asignar el 10% a la acción “AAPL”, el 8% a la acción “GOOG”, etc.
Los FFMM aplican tanto las tácticas de inversión como la selección de valores de manera activa, con lo cual buscan retornos superiores al mercado. Ello debido a que el gestor del portafolio elige libremente tanto la asignación táctica de los activos (acciones, bonos) como los valores (AAPL, GOOG, etc) que desea comprar/vender.
En el caso de ETF, si bien no es posible la selección de valores, por cuanto la composición de los ETF está adecuada al índice que replica (ejemplo: las 500 empresas del S&P), el inversionista sí puede aplicar una táctica de inversión que permita rendir más que el mercado. Por ejemplo, un portafolio de inversión para US con ETFs puede tener una estrategia de 40%/60% entre bonos (ETF “TLT”) y acciones (ETF “SPY”). La proporción 40%/60% conforma nuestro benchmark (mercado/índice). Esta estrategia puede ser modificada tácticamente a 30%/70% y de esta manera tratar de vencer al benchmark en caso el mercado de acciones tenga mejor retorno que el de bonos.
Conclusión
¿Qué conviene más al inversionista? Responder ello sería igual a responder si conviene comprar acciones o bonos. Ambos vehículos de inversión deben ser vistos como oportunidades para cada tipo de inversionista. Incluso es posible que ambas opciones formen parte de un mismo portafolio. Así por ejemplo, mientras que la liquidez de los ETF resulta muy atractiva para un trading activo (aunque es más costoso que operar acciones, por cuanto existe una comisión de administración), la selección de valores que presentan los FFMM permite una diversificación mucho más profesional. Integrar ambas opciones en un portafolio puede resultar interesante.
Adicionalmente podemos agregar otros dos aspectos. El primero es el tema de costos. Evidentemente los FFMM tiene mayor comisión de administración que los ETF, por cuanto el primero corresponde a una estrategia activa (ETF puede costar entre 0.5% y 1.5%, mientras que los FFMM internacionales están arriba del 1.5% en promedio). No obstante, debemos tener en cuenta algunos costos “extra” de los ETF: (i) cada vez que se vende o compra un ETF se paga una comisión por intermediación bursátil, similar a la que pagamos cuando compramos/vendemos acciones; y (ii) el spread (diferencia) entre el precio de compra y venta para un ETF de poca liquidez puede llegar a encarecer bastante la transacción.
El segundo punto es el tema de los dividendos. Los ETF reparten los dividendos de sus subyacentes, lo que le proporciona una renta al inversionista. Los FFMM también pueden tener dicha figura, aunque estos dividendos son determinados desde un inicio por el fondo, y no guardan proporción directa con los dividendos de los valores que conforman la cartera. No obstante, este flujo hacia el inversionista también cumple la función de proporcionar una renta periódica.
Finalmente, sin importar qué opción se elija, una recomendación que no quiero dejar pasar es que analicen bien quién es el estructurador del ETF o qué categoría tiene la casa de fondos. En el primer caso, se debe invertir en ETF conocidos (iShares, ProShares, etc) y siempre verificar si es ETF o ETN (este último tiene mayor riesgo de contraparte). En el caso de fondos, siempre es bueno revisar el historial de retornos y compararlo con el mercado y sus pares.