Los Siete Pecados Capitales

Actualizado el 19 de Marzo 2014
"Mi mejor amiga, la tarjeta de crédito" es un pecado capital que afecta nuestras finanzas personales.
los siete pecados capitales

Recientemente mi socio dictó una conferencia sobre Finanzas Personales a un grupo de inversionistas. Uno de los temas que trató en dicha conferencia fueron los malos hábitos que tenemos frente a la administración de nuestro dinero, bajo el título “Los siete pecados capitales”.

Me pareció sumamente interesante incluir dicho enfoque en esta columna por cuanto resume de manera bastante didáctica varios de los conceptos que he tratado de inculcar a lo largo de mis artículos.

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Estos siete hábitos o “pecados” que detallo a continuación tienen el atributo de ser el origen de muchas tendencias poco responsables en la manera de enfrentar nuestras finanzas.

En la medida que seamos conscientes de ello y comprendamos su verdadera naturaleza, podremos empezar a gestionar nuestro patrimonio de manera eficiente y responsable. Vamos pues cada uno de ellos.

Primero gastamos y si queda dinero, ahorramos

Como mencioné en un artículo anterior, debemos aprender a “pagarnos” primero a nosotros. Esto significa que cualquier gasto, incluyendo el pago de nuestras deudas, debe realizarse luego de separar una parte para nuestro ahorro. Dependiendo de cada persona y situación económica, este ahorro podrá ser elevado (20%-30% del ingreso) o pequeño (5% del ingreso). Tengan en cuenta que no es malo gastar nuestro dinero, pero siempre debemos hacerlo teniendo en cuenta nuestros objetivos de corto, mediano y largo plazo. Para cumplir estos objetivos, es necesario construir y consolidar nuestro patrimonio, lo cual sólo se puede lograr en base al ahorro y la inversión.

Aprovechar las promociones para comprar “de todo”

El consumismo es una característica marcada dentro de nuestra sociedad, siendo las promociones la herramienta idónea para hacer que compremos más de lo que necesitamos. Como decía aquel comercial de un conocido banco: “habría que estar locos para comprar algo que no se necesita”. Esta frase resume el ahorro responsable. No es malo aprovechar las ofertas, el problema es cuando queremos comprar cada vez que vemos una promoción, por más que no lo necesitemos. Recuerden lo siguiente: “si no lo necesitan, aunque cueste un centavo, es caro”.

Mi mejor amiga, la tarjeta de crédito

Es muy común ver a las personas en los centros comerciales comprando artículos costosos con sus tarjetas de crédito, siendo su único método de evaluación el monto de la cuota a pagar. A veces pasa desapercibido que una tarjeta de crédito realmente involucra préstamos bancarios contra una línea de crédito a una tasa de interés alta. Esta falta de conciencia por parte de las personas ocasiona que terminen pagando sólo en intereses más de lo que costó el producto. Y encima luego dicen que la culpa es de las entidades financieras. Asimismo, muchas personas viven pagando los montos mínimos mensuales de sus tarjetas, con lo cual lo único que logran es ser eternos pagadores de los intereses y nunca reducen el monto principal de la deuda. Por ello, es muy importante que seamos responsables con nuestro crédito personal y aprendamos a no gastar indiscriminadamente sólo porque tenemos una línea de crédito aprobada. No es necesario tener más de dos tarjetas de crédito, las cuales deben ser elegidas según las condiciones que nos ofrecen en costos, tasas de interés y flexibilidad.

Dejar todo para último momento

Como en toda empresa, debemos aprender a manejar nuestras finanzas de manera ordenada y responsable. Esto involucra estructurar tu presupuesto determinando tus ingresos y gastos en el tiempo (corto, mediano y largo plazo). En el corto plazo, si tienes que pagar alguna deuda, trata de no esperar al día de vencimiento, porque siempre puede suceder una contingencia que resulte en alguna mora por excederte el límite permitido. Esto también se puede llevar a un horizonte de tiempo mayor. Por ejemplo, si nuestros hijos están en el colegio debemos empezar a proyectar nuestro ahorro para la universidad. De esta manera evitaremos llegar a dicho momento sin ningún ahorro previo. Lo mismo se puede aplicar cuando deseamos realizar viajes. Si planificas con tiempo, podrás encontrar mejores tarifas de vuelo, hoteles, servicios turísticos, entre otros.

El lugar mas seguro para mi dinero: debajo del colchón

El ahorro siempre tiene objetivos, los cuales deben ser claros para cada persona. Conforme ahorramos vamos formando nuestra riqueza, lo cual nos permitirá alcanzar dichos objetivos (universidad, viajes, casa propia, libertad financiera, entre otros).

Ahora bien, como mencioné en un artículo anterior, para que nuestro ahorro crezca sistemáticamente debe capitalizarse, pues este componente permitirá incrementar nuestro fondo en el tiempo. Si nuestro ahorro no genera rentabilidad, será poco lo que podremos alcanzar como metas. No se trata de arriesgar nuestro dinero, sino hacer que crezca razonablemente en el tiempo.

Soy muy joven para preocuparme por el futuro, es mejor vivir el presente.

En un artículo anterior traté este tema con números: Cuatro personas ahorran USD 150 mensuales a partir de los 25, 35, 45 y 55 años respectivamente. La tasa de interés es 8% anual. En el momento de la jubilación (65 años) el primer individuo tendrá en su cuenta más del doble que el segundo y 17 veces más que el cuarto. La conclusión es más que evidente: Cuanto más temprano empecemos a ahorrar, mayor será nuestro patrimonio y mayores serán los objetivos que podremos cumplir con dichos recursos. Al inicio seguramente nuestro ahorro será pequeño, pero nos permitirá capitalizarlo en el tiempo para empezar a construir nuestro patrimonio.

El habito sí hace al monje

Estoy seguro que más de uno de ustedes conoce a alguien que conduce un carro del año pero no tiene para pagar el colegio de sus hijos, o que tiene un guardarropas completo pero sus deudas no le permiten dormir. Lamentablemente muchas veces buscamos aparentar algo que no somos y el costo de ello resulta en no poder cumplir con nuestras necesidades básicas. 

El consejo es que organicemos nuestros gastos y los agrupemos en aquellos prioritarios, como son alimentación, salud y educación; y aquellos secundarios. Sólo deberemos gastar en el segundo grupo, una vez que se haya cubierto el pago del primer grupo. Adicionalmente, no deberemos tomar una deuda que comprometa el gasto prioritario que hemos identificado.

Para terminar me gustaría concluir con una frase que menciono regularmente para estos temas y que espero los incentive a tomar nuevos hábitos y combatir el gasto irresponsable: “Planificar nuestro futuro no significa renunciar al presente, sólo exige una disciplina en nuestro ahorro y aprender a gestionar nuestros gastos”. 

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