
En el mundo financiero existen dos tipos de tasas de interés: La tasa fija y la tasa variable. La fija te dice que pagarás el mismo monto de cuota mensual hasta que acabes de pagar el crédito. Por su parte, la tasa variable te da un monto al principio y esa cantidad puede variar dependiendo de muchos factores que mueven el mercado.
Mucha gente prefiere la tasa fija para irse por el lado “más seguro” y terminar de pagar el crédito sin percances. Mientras que otras personas un poco más arriesgadas toman la opción de la tasa variable porque saben que podría beneficiarlos al presentarse una baja en el mercado.
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La pregunta es, ¿puede una tasa fija convertirse en variable? Y lo normal es que no suceda pues se firma un contrato que indica exactamente las cláusulas del crédito.
Sin embargo, algunos bancos suelen hacer variaciones en la tasa de interés bajo otro nombre. Esta es la letra pequeña del contrato que indica que el banco puede modificar la tasa de interés inicial.
Por eso muchos clientes luego se preguntan por qué ahora tienen que pagar más y si eso está permitido. Lo cierto es que si aparece en un contrato que firmaste, se da por entendido que sabías que podría ser así.
Ahí radica la importancia de leer bien el contrato que se te ofrece y preguntar sobre todo lo que no te parezca. Si vas a solicitar un préstamo personal o algún otro tipo de crédito, no solo debes comparar y elegir el mejor, sino asesorarte y leer muy bien lo que firmarás.