Determinando nuestra situación inicial antes de invertir (Parte 2)

Actualizado el 3 de Noviembre 2012
Determinando nuestra situación inicial antes de invertir (Parte 2)

En la primera parte del presente artículo se había hecho hincapié en los elementos que conforman nuestra riqueza financiera: el Capital Humano y el Capital Financiero. En esta segunda parte me gustaría integrar ambos conceptos dentro del proceso de toma de decisiones de inversión.

Seguramente muchos de nosotros hemos estudiado en la universidad acerca de la teoría moderna de portafolio, planteada inicialmente por Markowitz hace más de cuatro décadas. Esta teoría ha servido por mucho tiempo para estructurar planes de inversión que se ajusten al nivel de riesgo que desea/puede asumir cada persona (riesgo conservador, moderado, agresivo). No obstante, bajo la óptica de las finanzas personales, la asignación de los activos (acciones, bonos, entre otros) que conformarán nuestras inversiones no depende exclusivamente de nuestra tolerancia al riesgo, sino también de la mezcla entre el Capital Humano y el Capital Financiero.

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Para explicar un poco mejor esto, veamos un ejemplo sencillo. Carlos es una persona de 25 años que acaba de empezar su vida profesional. En este momento, su Capital Humano es la única riqueza financiera que posee, y está empezando el proceso de acumulación para construir su Capital Financiero. Bajo este escenario, ¿cómo deberían ser las inversiones de Carlos? Debido a que su capacidad de generar ingresos en el futuro es elevada y constante (tiene toda una vida por delante para trabajar), Carlos podrá poner una mayor proporción de su ahorro en activos riesgosos (por ejemplo, acciones). Notemos el equilibrio en las inversiones de Carlos: por un lado tiene ingresos futuros certeros y constantes, mientras que por otro tiene activos con mayor volatilidad (acciones).

Al cabo de quince años, Carlos ha logrado acumular un importante Capital Financiero, mientras que su potencial de ingresos (Capital Humano) ha disminuido, en vista que le quedan menos años de trabajo en el futuro. ¿Deberá Carlos mantener inversiones de alto riesgo (agresivas)? En la medida que tiene cada vez menos posibilidad de generar ingresos futuros y el Capital Financiero representa buena parte de la riqueza, lo óptimo será ir protegiendo su riqueza actual, toda vez que ésta le servirá para la etapa del retiro. Debido a ello, las inversiones en activos seguros (por ejemplo, bonos) deberán  incrementarse dentro del portafolio total. 

Finalmente, viente años después, Carlos está a puertas de retirarse. Su Capital Financiero está en toda su plenitud, mientras que el Capital Humano es casi cero (al estar cerca del retiro, el ingreso salarial futuro practicamente desaparece). ¿Cómo deberán estructurarse sus inversiones? Debido a que los ingresos salariales están por desaparecer, Carlos deberá ser mucho más conservador, buscando proteger su Capital Financiero e invirtiendo en activos que le generen una renta permanente adicional a la renta que recibirá por su jubilación.

Debemos notar que este ejemplo es un caso bastante particular. Podría se un poco diferente. Por ejemplo, Carlos pudo ser un emprendedor, y empezar con su negocio propio desde joven. En este caso, el nivel de riesgo del Capital Humano se incrementa fuertemente debido a que todo emprendimiento viene acompañado inicialmente de incertidumbre. Para balancear las inversiones, Carlos deberá incrementar el peso de los activos seguros (bonos) para mantener una renta que le permita equilibrar el riesgo de una empresa propia. 

Como pueden apreciar, cada caso merece un análisis especial, y no podemos generalizar fórmulas mágicas que funcionen para todos. Incluso nos hemos olvidado de un elemento muy importante: las coberturas. Por ejemplo, en el momento que Carlos tenga una familia, el peor escenario para el flujo de caja familiar es que Carlos fallezca. En este caso, las inversiones deben incluir un seguro de vida para proteger el Capital Humano (diversificación). Lo contrario sucede en el momento del retiro. En este momento, el peor escenario ya no va a ser morir, sino lo contrario, vivir demasiados años y que el Capital Financiero se agote. En este caso, Carlos deberá incluir en sus inversiones un seguro de renta vitalicia (anualidades hasta el fallecimiento), con lo cual se reduce el riesgo de longevidad. 

En conclusión, antes de empezar a invertir debemos tomar conciencia de nuestra situación inicial. Comprender muy bien nuestro Capital Financiero y Capital Humano nos permitirá tomar decisiones óptimas en la asignación de activos que conformarán nuestras inversiones. A partir de esto, comprenderemos si nuestros objetivos de vida tienen coherencia con las inversiones que podemos realizar. Con esta base bien comprendida, podremos pasar en los siguientes artículos a explicar el proceso de inversión y las alternativas en los diferentes mercados financieros.
 

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