
La idea de tener un seguro vehicular es poder activarlo cuando se produzca un siniestro. Sin importar si es leve o grave, si fue la víctima o el responsable, tu seguro te da el respaldo y la orientación necesaria. Sin embargo, no en todas las situaciones funciona de la misma manera.
Hay siniestros más graves que otros, por ejemplo, cuando involucra un auto que se dio a la fuga o cuando alguien sale herido. En estos casos, la aseguradora no puede autorizar la cobertura sin antes haber realizado la evaluación correspondiente, lo que se realizará luego de haber hecho la denuncia y el dosaje etílico correspondiente.
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Aplican condiciones según las especificaciones de cada producto
¿En qué casos se puede activar automáticamente?
Primero, si se trata de un siniestro leve, por ejemplo, chocar con la parte de atrás de un auto o impactarlo al retroceder, choques a baja velocidad, entre otros.
En segundo lugar, si se produce el robo de algún elemento del vehículo que no impida que el auto siga circulando. Por ejemplo, robo de plumillas o de espejos.
En ambos casos, luego de comunicarte con la aseguradora, un asesor irá a tu encuentro y activará la póliza, indicándote en qué taller puedes internar el auto. Luego de esto y una vez que tengas el presupuesto, la aseguradora aprobará la indemnización.
Tanto si es un siniestro leve o grave, la aseguradora está en condiciones de cubrirlo, siempre y cuando, no interfiera con alguna de las exclusiones de tu póliza. Recuerda que cada aseguradora tiene diferentes condiciones, por lo que si aún no contratas un seguro vehicular, es importante comparar todas las opciones fácilmente